miércoles, 20 de agosto de 2014

Razón nº14: La triste historia de por qué nos conocimos



"Joder, soy manca social. Llevamos tres semanas de curso y no he mantenido una conversación de más de 15 minutos con nadie". Era ciertamente triste, pero Jessie no iba a rendirse tan fácilmente.

- Te recojo esta tarde, entonces. Que tengas un buen día. Aprende mucho-. Dijo el hermano de Jessie sacándola de sus penosos pensamientos.

- ¡Vale, gracias!- Respondió, mientras veía una chica con cara de aburrida que recordaba haber visto en clase. Salió del coche y se dirigió hacia ella. 

A pesar de su cara de pocos amigos o, como a ella le gusta describirse a sí misma, de "contigo no, bicho", Jessie le echó ovarios y se sentó al lado suya.

Al parecer, su cara no era de mala hostia, tan solo era una pobre manca social... como Jessie. Quizá nos aventuremos mucho al decir esto, pero puede que fuera esa manquedad común la que las uniera tanto. Y ahora son chupiamigas. ¡Bieeeeen!

lunes, 18 de agosto de 2014

Razón nº13: También nos gusta que nuestras cagadas queden por escrito

Era una buena ocasión para quedar dignamente ante nuestros compañeros de clase e integrarnos como personas normales: formar parte de un banco de apuntes. Podíamos quedar hasta de inteligentes o buenas estudiantes. Pero seamos realistas, somos nosotras. Eso no iba a pasar.

La cagada de Jessie tiene realmente su origen en la cagada de otra persona: el profesor. Entendemos que, con tantas horas hablando, uno puede cometer errores. Pero Jessie no perdona y lo inmortaliza en los apuntes. 

El pobre señor quería decir algo como: "Es más probable que los señores mayores se partan la cadera y luego se caigan, y no al revés". Sin embargo, hay momentos en los que cerebro y boca no se ponen de acuerdo y surgen maravillas como esta: 

"Si te caes, lo más probable es que tengas un hueso".

Cómo no, Jessie y James muertas de risa decidieron mofarse escribiendo la frase en los apuntes, rematándolo con un "eso eh asín". No obstante, el maldito karma hizo de las suyas y Jessie pasó sus apuntes con la frase tal cual al resto de la clase.

A James le entró envidia y su subconsciente decidió que podía hacerlo mejor escribiendo "órbitas culares" en lugar de "órbitas oculares", despidiéndose de todo rastro de dignidad que pudiera quedar de cara a sus compañeros.

domingo, 10 de agosto de 2014

Razón nº12: Borrachas la cagamos aún más

Después de mes y medio de exámenes, todo estudiante se merece una noche de alcohol, discoteca y diversión. Nosotras no íbamos a ser menos. 

La noche empezó con una caminata de media hora en tacones y a 30ºC a las 12 de la noche (sí, esta ciudad es encantadora) en busca de nuestros compañeros de clase. Cuando por fin llegamos y nos asentamos, cubata en mano, llega la policía. Cunde el pánico y todos salimos corriendo. Como Dios los cría y ellos se juntan, un amigo nuestro, responsable de los hielos (lo único por lo que no podían pararle) los tiró dramáticamente, presa del miedo.

Sin hielo y con la Coca-Cola calentorra, seguimos bebiendo porque ya lo habíamos pagado. Nos cogimos el morao de turno y entramos a la discoteca.

Cuando llego borracho a casa y no están mis padres

 Nosotras entrando a la discoteca

Si estuvimos tres horas en la discoteca, dos y media las pasamos en la cola del servicio. Y en este tipo de situaciones, o haces amigos, o haces enemigos. James tiene dos clases de borrachera: la simpática y amigable o la de "te reviento". Esa noche tenía las dos.

Gracias al efecto del ron y de haber terminado los exámenes, nosotras éramos felices haciendo cola en el baño. Pero una maldita sangre sucia intentó colarse y James no tolera las injusticias. 

- James, ¿ésa no se está colando?
- Hostia, sí. ¿Qué hacemos? ¿Se lo decimos?
- Venga - Jessie, que es la diplomática del team JJ, se fue hacia la colona -. Oye, perdona, que te estás colando.
- No, yo estaba aquí... 
- Esta se cree que por estar borrachas somos gilipollas - dijo James pensando que susurraba -. Illa, que no te cueles. Que tú no estabas aquí.
- Vale, vale - respondió la sangre sucia, sin moverse del sitio.
- ¿¡Que vale qué!?
- Que vale, que vale.

Y así estuvieron un rato hasta que Jessie intervino:

- Tía, que ya se quita. Relájate, no la mates.

James se relajó para después hacerse amiga de una que no se había colado. Ella es así: bipolar cuando se emborracha.

A eso de las seis de la mañana, con un par de copas más encima, nos esperaba el padre de James para recogernos. Quien resultaba ser un policía aún de servicio. Nos llevó a la comisaría a esperar hasta que terminara su turno para llevarnos a casa.

No podíamos estar calladitas, no. Era mucho mejor intentar convencer al padre de James y a su compañero de que no íbamos borrachas intentando hablar de temas serios. Con una papa que enorgullecería al propio Pocholo, se podría decir que el plan no fue muy bien. Pero eso no es ninguna sorpresa.

Volviendo a casa de madrugada y tu madre todavía está despierta
Nosotras intentando demostrar que no estábamos borrachas




jueves, 7 de agosto de 2014

Razón n° 11: Vemos la oportunidad y la cagamos

 Con James en el papel principal, os presentamos el incidente de "Mi Antonio". ¿No te encanta quedar bien delante de gente a la que no ves desde hace mucho tiempo? Pues a James también, pero no está escrito en su destino.

Una tarde, llegando a casa, James encontró en el salón un amigo de su hermano que resultó ser su compañero de clase de hacía unos 10 años. Su intención era demostrar que había cambiado y que ahora era una mujer simpática y normal. Así que pensó en decirle: "¡Ey! ¿Qué tal, Antonio? ¿Dónde está mi hermano?". Pero la tensión del momento la traicionó y acabó diciendo: "¡Ey! ¿Dónde está mi Antonio?".

Como no podía ser de otra forma, Jessie tiene su propia historia. Pero con algo más de público. Erase una vez una cálida tarde  de verano en cierto parque de atracciones que llamaremos Península Muggle. A punto de ver un espectáculo, Jessie pretendía sentarse dignamente cargada con la cena. Pero, ¡oh, cruel broma del destino! Jessie nunca llegaría a probar esas patatas. Puso un pie, se comió el escalón con el otro y las patatas se precipitaron al vacío. A Jessie no le quedaba otra opción que pisotear sus propias patatas para poder sentarse con la poca dignidad que le quedaba. Esperando que el incidente hubiera pasado desapercibido, Jessie se giró y comprobó que no era así. Había un hombre mirándola con desaprobación. "¿Qué quiereh, illo?", pensó Jessie, "¡Con mis patatas hago lo que quiero!".

lunes, 4 de agosto de 2014

Razón nº10: Mi mamá dice que soy especial

¿Qué es eso de ser buen deportista, pintar cual Picasso o tener don de gentes? No, nosotras nos decantamos por dones más... exóticos. 

Además de haber puesto su nombre a una cagada, James posee otras habilidades que le convierten en toda una sex symbol. Nuestra favorita es el estilo que tiene tirándose pedos con la clavícula. Hemos dicho bien, la clavícula. ¿Por qué no usar el sobaco o el culo como el resto de la humanidad? Pues porque no.

Para poner la guinda al pastel, James puede completar la canción usando la nariz como flauta. 

El último don (y el más útil, debemos añadir) es la incomparable, la inigualable... ¡habilidad para detectar deformidades ajenas! ¿Sabes cuando miras a alguien que tiene algo raro pero no sabrías decir qué? Pues James siempre tiene la respuesta. 

Por supuesto, Jessie no se queda atrás. Aunque el resto de la gente se beneficie de su principal cualidad, Jessie la considera una maldición (probablemente de alguna de las veces en que dijo que no a las gitanas que venden romero en la catedral): pregunta que haga un profesor, pregunta que le hacen a ella. ¿Que no es un profesor, sino una señora actriz en un espectáculo? Pues también se va a por ella. Jessie está que se sale, no le hace ascos a nada.

Por patético que suene, la segunda mejor es hacer trampas en el UNO descaradamente y que nadie se cosque. 

El último de los dones de Jessie (son pocos, lo sabemos, pero es que lo valen) es la capacidad de pensar como alguien que se acaba de fumar la Biblia en pasta. Ejemplo práctico: 

Jessie a James:

- Oye, ¿por qué lo llamarán salpicadero? - dijo, fascinada y con la mirada perdida en el horizonte mientras acariciaba el salpicadero, de donde había sacado la inspiración. - Yo creo que es porque cuando hay un accidente, la sangre salpica ahí... ¿o qué?

La más especial de todas es común a Jessie y James y, probablemente, la principal por la que no se les acerca la gente: llevar constamente cara de "contigo no, bicho". Como dato, es nuestra cara relajada. 

P.D.: aquí os dejamos una foto de nuestra más tierna infancia.