Halloween de 2012.
Ignorantes de la aventura que les aguardaba, JJ y dos amigas entraron en el subterráneo de unos grandes almacenes para ultimar sus compras.
Volvieron al coche confiadas y satisfechas con sus adquisiciones. Se montaron, se ataron los cinturones de seguridad y se dispusieron a salir de aquel maldito parking. Pero no sería tan fácil.
Giraron a la derecha, giraron a la izquierda, cruzaron por medio de las plazas vacías, siguieron recto y nada. La salida no aparecía.
Agobiadas por la oscuridad del parking y su extraña similitud con un laberinto, les pareció mentira cuando J dijo:
- ¡¡¡Eh!!! ¡Veo una luz!
- ¡Vamos hacia allí! - respondieron las demás.
Deslumbradas por la luz del sol, creían haber encontrado su salvación. Pero pronto se darían cuenta de su error: habían entrado en el aparcamiento descubierto.
Total, gente, que al final salimos. Pero no veas qué susto.
¿Que en qué nos afecta esto a la hora de ligar? Es sencillo: piensa en todos los testigos que presenciaron cómo dábamos vueltas durante viente minutos. Y por si fuera poco, ya nos encargamos nosotras de que se enteren el resto de candidatos con esta entrada.
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